Nunca me han defraudado los ciervos; no importa cuanto haya tenido que esperarles, ni bajo qué condiciones. Aunque lo auténticamente cierto es que ningún animal lo a hecho. En todo caso, en aquellas circunstancias en que después de muchas horas, e incluso días de paciente espera; después de incontables y muy estudiados preparativos, y después de haber soportado todo tipo de incomodidades y muy penosas condiciones meteorológicas, alguno no ha acudido a la cita. Pero esto es algo que, aunque relativamente frecuente, pronto se olvida y surge una nueva, esperanzadora y más inquietante empresa que abordar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario