Antonio López Garcia. Fotografía de la naturaleza.

Antonio López Garcia. Fotografía de la naturaleza.
Buscando amigos

miércoles, 29 de junio de 2011

Con afecto y agradecimiento a mi amigo Raimundo

No soy nada hábil en esto de los porcentajes, sobre todo cuando de lo que se trata, es de atribuir la paternidad de una obra. ¿Cual seria mi contribución, mi aportación genética de una imagen? por poseer el equipo adecuado, y tal vez también la técnica necesaria para realizarla, y ¿cual?, en este caso y en otros muchos, la de mi querido e infatigable colaborador y amigo “Mundo”. Que me chiva todos los andurriales que se ven obligados a frecuentar en la más absoluta y necesaria clandestinidad, nuestros sufridos animales. Más, teniendo en cuenta, que no conforme con facilitarme esa información privilegiada, prepara unos aguardos de materia vegetal, difícilmente detectables en el entorno donde los ubica, y que aunque algunos de ellos, siempre por condicionamiento del terreno, resulten algo estrechos e incómodos como para introducir todo el arsenal fotográfico, y permanecer prolongadas esperas. Otros, sin embargo, construidos a la orilla misma de los ríos, y habiendo soportado incluso, torrenciales inundaciones, permanecen operativos y perfectamente estables con el paso del tiempo. Yo que derivo del mundillo industrial, he tenido que reconocer y confesar, siempre con la mayor admiración, respeto y humildad, que no seria capaz de confeccionarlos ni con planos en la mano.
En este caso concreto de lo que se trataba era de fotografiar a la cigüeña negra para lo que mi buen amigo Raimundo ya había localizado un charco en una zona de regadío algo alejado de los circuitos habituales del ser humano y por tanto, muy poco expuesto a sorpresas desagradables, y además, antes de que llegara a secarse por completo, atraía y concentraba la atención de multitud de especies, haciendo las delicias del observador. De entre ellas huelga decir que destacaba por su escasez, vistosidad y belleza, la cigüeña negra, muy activa en esta época del año, y que además aparecía en la temporal laguna con matemática regularidad, por lo que no resultaba difícil prever cual seria el momento idóneo, aprovechando sus ausencias, para que mi amigo construyera un habitáculo perfectamente camuflado y estratégicamente situado.
Introducido en el escondite como suele ser habitual, antes de que amanezca, primero para no ser visto por los animales que pretendemos retratar, y después con la lógica intención de aprovechar las primeras horas del día que además de ser las mas frescas, ofrecen las mejores luces de toda la jornada, me sorprendió lo extraordinariamente madrugadora que resulto ser la cigüeña que apareció muy temprano, poco antes de que el Sol pudiera franquear la cadena montañosa que separa los valles del Jerte y del Ambroz y lograra teñir de detalle al bello animal, impidiéndome utilizar otras velocidades mas acordes con su dinamismo pescador. Pese a todo la estilizada dama dejó sobrada constancia de su belleza y prestancia, rastreó todo lo que de la efímera laguna quedaba con singular armonía y se fue no sin antes cobrarse su merecido tributo.
Desde que me concedieron los permisos para fotografiar a esta rara Avis en concentraciones pos nupciales y lejos de las zonas de cría, para que mi presencia no interfiriera en el buen desarrollo de su delicado proceso reproductivo, he tenido ocasión de verla y fotografiarla con bastante frecuencia, quizás mas de lo que suele ser habitual, y ello me ha permitido obtener imágenes de gran variedad y belleza, algunas tan sorprendentemente próximas que se intuye la silueta del hide reflejada en sus pupilas, pero nunca la había captado pescando una presa de este tamaño. También he podido constatar una vez más, que si el proceso fotográfico se realiza con la necesaria preparación, conocimiento y prudencia, el animal observado agota su actividad con absoluta normalidad y abandona el lugar sin tener la mas mínima constancia de nuestra presencia. Se ha hablado mucho sobre los conceptos éticos que en todo momento debieran acompañar la práctica de esta actividad y no me considero en absoluto capacitado como para quitar o  añadir nada nuevo, pero llevo muchos años  dedicado en cuerpo y alma a esta maravillosa actividad, que en más de una ocasión he calificado como una de las más adictivas de cuantas conozco y pueda imaginar, y puedo asegurar con todo convencimiento que con el debido respeto, conocimiento y planificación no tiene porque ser una molestia para el animal. 

El tono ligeramente apastelado de los colores de la cigüeña, se deben a que pese a haber amanecido, una cadena montañosa contigua, aun ocultaba el Sol.

Sorprende la habilidad de este precioso y escaso animal para pescar.

Grande o pequeña, cuando la cigüeña negra sumerge la cabeza en el agua, es casi seguro que saca una presa.

Debido a la poca agua que le quedaba a la laguna, los peces y cangrejos de los que daban buena cuenta garzas y cigueñas blancas o negras, emergian practicamente cubiertos de algas.

Esta gran cantidad de algas dificultaba notablemente la deglución, pero ello no impedía que los alados animalillos se dieran un gran festín.

Siempre a favor de escama, no sin antes acercarse a la orilla por si en el complicado y azaroso proceso de tragar la presa se le escapara, empieza el complejo trabajo de llevar tan escurridiza pieza del pico al estómago.

Fue extraordinariamente revelador ver el suelo de la que fuera amplia laguna totalmente tapizado de restos del caparazón de los cangrejos, sobre los que predaba básicamente como pude constar la cigüeña blanca.

Imagino que esta es la cara que se nos queda cuando nos pillan diciendo algo inapropiado, osea muy amenudo.

Y como todo en la vida, con constancia, convencimiento y un poco de apetito pasamos cualquier mal trago.

Todas las fotografías de la serie se han realizado desde un escondite permanente, perfectamente integrado en el ambiente propio de la laguna, fabricado con materiales naturales entresacados con sumo cuidado de las zonas de vegetación mas densa, teniendo especial cuidado de no alterar para nada el aspecto natural del lugar, y pese a que en cuatro días todo vaya a estar totalmente agostado por las especiales características del lugar.

miércoles, 22 de junio de 2011

Rapsodia en blanco.


Garceta Común (Egretta garzetta)

Destella luz, el filamentado y blanco plumaje, de la delicada avecilla, reflejando como un espejo los rallos del Sol, y poniendo una vez más en evidencia, la dudosa eficacia de la máquina fotográfica, que con toda su avanzada tecnología no es capaz de resolver la situación y captar mínimamente lo que el ojo ve y el alma siente.
Tal parece, por otro lado, muy lejos y muy al margen de nuestras inquietudes y zozobras; que el  ave esté enamorada de si misma. Y como Narciso, se inmola y se ofrece al espectador ausente, con toda su delicada belleza, en un gratuito ejercicio de sensualidad y coquetería por deslumbrar, que a buen seguro si fuera consciente de que la están observando no seria capaz de superar.

lunes, 13 de junio de 2011

Esquema de una charca presidiendo la dehesa.


Arrendajo Común (Garrulus glandarius)
Quizás sea uno de los córvidos mas bellos y llamativos de cuantos pueblan la peninsula ibérica.


 Rabilargo (Cyanopica cyanus).
Caracterizado por formar pequeños grupos de carácter un tanto llamativo y escandaloso. 

Cuestionan Arrendajos y rabilargos, con su habitual algarabía, mi derecho a profanar su espacio con mi inofensiva, aunque no dudo que inquietante presencia. También los escandaliza, la del milano negro, que patrulla, surfeando el aire puro y terso de la mañana, las inmediaciones de un fresco y rico charco ganadero, que preside con su oferta de vida lo mas granado y selecto de la inacabable dehesa. Donde perderse, resulta en última instancia, la forma mas efectiva de  encontrarse a si mismo.
Emulando al genial Houdini en un espontáneo y necesario acto de magistral escapismo,  desaparezco en el interior del escondite que tomé la precaución de dejar instalado al amable amparo de una vetusta y ajada encina, en la orilla misma de la artificial laguna, ayer a última hora de la tarde, cuando no se tiene conciencia clara de si aún es de día o ya es de noche.
Restablecida la monótona normalidad, y serena quietud del lugar, aparece la enigmática y solitaria cigüeña negra con su peculiarísimo tocado de iridiscencias metálicas, a cobrarse su diario tributo de vida, sin duda para alimentar a quienes han de perpetuar su especie y que oculta a buen recaudo en lo más secreto e intransitado de estas apacibles soledades. Son los sufridos gallipatos, junto con algunos renacuajos y ranas, quienes se llevan la peor parte, que en número nada despreciable alimentan con su nutriva esencia a la engalanada dama y a su exigua descendencia.


Pocas aves con un dominio tan depurado y efectivo del vuelo como estos acróbatas del aire.


Milvus migrans.
Su nombre científico hace referencia al marcado caracter migratorio de esta especie.


 Milano negro surfeando el aire.
 Es un autentico regalo para los sentidos, ver como esta pequeña rapaz evoluciona en el aire haciendo frente a los vientos mas amenazadores y embravecidos.


 Cigüeña negra (Ciconia nigra).


Cigueña negra capturando gallipatos.



miércoles, 8 de junio de 2011

Marcando la diferencia.


Como en los antiguos tiempos feudales, da la sensación, a juzgar por la actitud de esta soberbia pareja de buitres negros, que los señores de la nobleza no se mezclan con la plebe.

Bien avenidos.


Ciervo común (Cervus elaphus) y rabilargo (Cyanopica cyanus). En perfecta armonía.