Corzo hembra (Capreolus capreolus)
Recelan las jóvenes corzas del más leve “clic” que surja de entre la densa e inquietante bruma, por si este fuera el sonido fatal del gatillo, preludio del mortal estruendo que precede a la bala que acabe con su “existencia”.
Tensa la musculatura, erguidas y atentas las orejas, y jadeantes por el esfuerzo de huir de los fantasmas que crea con su envolvente manto la persistente niebla, cruzan como el que tira una moneda al aire jugándose en ello la vida, los ralos rastrojales de las tierras de labor que separan un monte de otro, donde entre su frondosa vegetación buscan refugio y se sienten realmente a salvo.
que maravilla de fotos has probado a recortar la segunda en vertical un saludo
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